Hace algunos meses y principalmente en las redes sociales se difundían múltiples opiniones referentes al “milagro económico boliviano”, opiniones de todo calibre, desde timoratos comentarios hasta algunos más avezados que trataban de convencer que el Perú debería imitar o aplicar el modelo de gestión del vecino país. Al final ¿las redes sociales están para ello no? servir como medio de transmisión de pareceres, por no decir servir de ring de box para lanzar pullazos a diestra y siniestra contra quienes no estén de acuerdo, independiente de ello estas opiniones calaron en un sector de la población peruana debido principalmente al olvido o desconocimiento de los antecedentes históricos en materia económica y la creciente crisis política-social como resultado de las últimas elecciones que tuvo una principal bandera el: “cambio de rumbo”.
Si bien en esos momentos se podía creer que Bolivia reunía condiciones sólidas por las políticas económicas que venía utilizando y que, estas políticas deberían servir de ejemplo a otras naciones para logren su propio milagro, lo cierto es que el tiempo – una vez más – se encargó de desvendar dicho milagro.
No entraremos en comparativos macroeconómicos ni en números, pues ello requeriría mayor amplitud en este post para explicar cada indicador, nos concentraremos únicamente en un efecto de las políticas aplicadas que obviamente tienen en vilo a la población boliviana y que sí debería servirnos de ejemplo.
El problema cambiario producto de la falta de dólares en la economía boliviana, no es un tema menor puesto que ningún país es autosuficiente desde el punto de vista de la producción de bienes y servicios, quiérase o no estamos inmersos en un mundo globalizado y se necesita comprar cosas que no puedes producir en tu país o que te es más costoso producirlo, esas compras se realizan usualmente en dólares y si estas escasean es fácil avizorar que su tipo de cambio subirá afectando la importación de bienes y servicios, al final este aumento de precio lo terminan pagando la propia población que a la fecha hacen colas para intentar recuperar su dinero de los bancos o comprar el billete verde u otra moneda que a su criterio consideren mejor alternativa para refugiarse de lo que se les viene.
Por otro lado, está las compras que realiza el propio gobierno y el pago de la deuda externa (recordando que la deuda sea nacional, empresarial o personal es un compromiso que se asume entre las partes y esta se debe honrar) obviamente se requiere dólares para ello, como el problema cambiario es estructural; es decir, afecta a todo nivel, el gobierno boliviano también tiene dificultades para conseguir dólares por lo que ha venido utilizando los dólares de su cada vez más alicaída reservas internacionales, pero como ello no es suficiente está vendiendo toneladas de oro que también forma parte de sus reservas, pero como tampoco es suficiente para paliar y tratar de evitar que el tipo de cambio se dispare, este año se ha concretizado la “nacionalización” de los fondos privados de la AFP; es decir, el dinero de la jubilación de millones de bolivianos que eran privados ahora pasaron a ser custodiados o administrados por el estado.
Serán suficientes estas medidas para atender el problema cambiario que afecta a nuestro hermano país Bolivia, en mi opinión creo que no, pues no se está atacando el origen (políticas económicas), sino los efectos (iliquidez de la moneda extranjera). Para finalizar recuerdo claramente a un profesor universitario que en las aulas nos preguntó ¿para qué sirve la historia? y la respuesta fue: la historia sirve para saber que se debe o no se debe hacer.
Espero que esta vez sí tomemos en cuenta la historia, especialmente para elegir a nuestras autoridades.
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